Carlos, acción significativa

Cuando se vive para compartir y se comparte para vivir, la huella que se impregna en el mundo es tan profunda como la apertura que se tiene para absorber y crecer con todo lo que nos rodea. Esta filosofía es la que mueve a Carlos a superarse cada día, a explorar el planeta que se ha propuesto proteger, a conocer a sus hermanos latinoamericanos que se identifican con la tierra que los ha visto nacer y a dar lo que tiene y sabe a quienes piden su ayuda.

Nació en Puerto Rico y creció en la zona metropolitana de la Isla junto a su padre, hermanos y sus abuelos paternos. Para Carlitos, como muchos le conocen, fue su abuelo el ejemplo a seguir desde temprana edad. Esta figura del hombre trabajador, versado en las ciencias políticas y amante de la naturaleza y la patria fue su guía, pues le inculcó el amor por Puerto Rico y fomentó su interés en los temas ambientales.

“Cuando cursaba el séptimo grado, para un proyecto de ciencias, decidí hablar sobre dos especies puertorriqueñas en peligro de extinción: el manatí y la cotorra puertorriqueña. Para completar la tarea, mi abuelo me llevó a entrevistar a la bibliotecaria del Departamento de Recursos Naturales.”

Ya en escuela superior tuvo la dicha de encontrarse a una maestra de ciencias ambientales, Gladys Maldonado, a quien estima mucho, que le enseñó la importancia de ser un ciudadano ambientalmente responsable despertando aún más su pasión por la conservación y protección de la naturaleza. Este interés se hacía aún más fuerte en él cada vez que escuchaba el programa de radio Dialogando con Benny Frankie junto a su abuelo.

“Era un programa en el que se hablaba de la geografía de Puerto Rico, del carso o región de los mogotes y de temas ambientales. Muchas veces el Dr. José Molinelli Freytes era invitado.”

Una vez en la universidad, cursando estudios en educación secundaria en ciencias, tuvo la oportunidad de tenerlo como profesor. Aunque se graduó de educación sin la segunda concentración en ciencias ambientales que se había propuesto inicialmente, fue voluntario en el Programa del Estuario de la Bahía de San Juan y de ahí dio el paso para completar su maestría en asuntos ambientales en educación ambiental.

Siendo el primero en su familia en graduarse tanto de bachillerato como de maestría, se siente sumamente satisfecho por haber dado estos pasos transcendentales. Otra cosa que hace encender su motor es la oportunidad de viajar a conocer otros lugares y de hacer turismo interno en la Isla.

“Desde antes de la pandemia siento a tanta gente tan cerca, aunque estén a miles de kilómetros. Me encanta viajar para socializar, compartir y visitar los bosques y las playas. Incluso descubrir y conocer lo de uno, como la isla de Culebra, que la visité por primera vez a mis 33 años. La gente viene de afuera a ver lo nuestro y uno estando aquí no lo ha visitado. Hago intercambios de hospedaje para conectar con gente amiga que sé me espera en algún lugar, pero que no he conocido todavía. Al abrirte al mundo, el mundo se abre a ti.”

Y es que Carlos ve una gran riqueza en las diferencias culturales, porque sabe que en el fondo todos tenemos mucho en común. Desde el amor por la familia hasta ese deseo universal de progresar, ve sus propias motivaciones y aspiraciones en las personas que se encuentra en sus andanzas. Son las personas las que hacen especial un viaje, las que lo empujan a seguir su camino y descubrir cosas maravillosas e inesperadas.

Sus viajes han estado llenos de aventuras, pero también de propósito. En el 2017, se fue de mochilero por Colombia para esparcirse, pero en este país se encontró con el proyecto de agricultura sustentable Granja Homestay en Medellín, que es posible gracias al “crowdfunding” o financiamiento por personas afines que donan a través de la Internet, voluntarios y trueque. Además, su pareja, con quien espera formar una familia en los próximos años, es colombiana.

En el 2018, cuando visitaba México, descubrió sin planificarlo el proyecto The Future Forest del artista danés Thomas Dambo. Este bosque hecho con plásticos reciclados se encuentra en el Jardín Botánico de Chapultepec. Curiosamente, más cerca de casa, se encuentra la obra Hector El Protector del mismo artista, ubicada en Culebra. Aunque esta fue una colorida revelación, este viaje fue mucho más que eso, pues Carlos estaba estudiando entonces para convertirse en coach de vida.

El tener una perspectiva internacional le ha ayudado en su camino hacia el autodescubrimiento y el liderazgo. Hoy día como coach de vida certificado por la International Coach Federation, acompaña a diferentes personas en lo que describe como un proceso reflexivo mientras se proponen alcanzar las metas que se han trazado.

“Se trata de reconocer las barreras que nos ponemos y sustituirlas por creencias que nos ayuden a lograr lo que queremos. Me veo en ellos, es como mirarse en un espejo a veces. Cada persona te deja alguna enseñanza, ya sea consciente o inconscientemente.”

Todos enfrentamos momentos y experiencias que nos hacen crecer. Carlos no es ajeno a los retos y dificultades que estremecen y hacen reconsiderar el rumbo. Desde la trágica muerte de su hermano menor a causa de las drogas y la reciente partida de su abuela paterna en julio de 2020 hasta haberse cuestionado si ser maestro de escuela intermedia era el camino correcto para llevar su misión de educar sobre temas ambientales, él ha tenido que sobrellevar el duelo, evaluar diferentes alternativas y seguir dando lo mejor de sí para continuar convirtiendo su visión de mundo en una realidad.

“Quiero un mundo en armonía con el medioambiente, en el que se pueda vivir relajado.”

Hoy día trabaja en una institución bancaria en el área de servicio al cliente. Esa misma institución le auspició con una beca para completar su certificación de Industria de Reciclaje y en ella ha podido continuar contribuyendo a las causas que le importan a través de un programa de voluntariado corporativo.

En adición a su trabajo en la banca y a los servicios independientes de coach de vida que ofrece, se dedica a su proyecto de vida Carlitos Comparte. Usa esta plataforma para llevar su mensaje, estilo de vida y el futuro que quiere legar. Con sus ocurrencias y chistes, pretende hacer reír a aquellos que le rodean y le siguen. Además, quiere resaltar a aquellos que considera “influencers con propósito”. Por eso se propone entrevistar a personas clave y compartir las cosas buenas que están haciendo por el medio ambiente y sus comunidades.

“Quiero seguir trabajando en lo que me apasiona que es educar en temas ambientales como asesor y dando coaching. También creo contenidos y comparto mis experiencias a través de las redes sociales. Mi proyecto Carlitos Comparte es un proyecto global, para hablar del mundo en el que se vive para compartir y se comparte para vivir.”

Siempre se ha mantenido al tanto y participando en todo tipo de actividades y organizaciones ambientales. Más allá de su actitud y capacidad para educar sobre estos temas, es un actor en la obra que imagina y que comunica en sus videos y publicaciones.

Por tres años consecutivos, de 2016-2018, fue capitán de costas en los eventos anuales en septiembre de recogido de basura en playas y cuerpos de agua con la organización Scuba Dogs Society de Puerto Rico para el Día Internacional de Limpieza de Costas de The Ocean Conservancy. Es en estos eventos que podemos ver el ser humano, líder, educador y el hombre que pone la acción donde está su palabra.

Como voluntario, realiza una intensa labor de logística. Comienza contactando a los participantes, asegurándose de obtener los relevos de responsabilidad pertinentes y estableciendo el recorrido. El día del evento orienta a los grupos a su cargo sobre el proceso, hace entrega de materiales, coordina los víveres y vela por la hidratación y la seguridad de todos. Al final de las horas invertidas en la encomienda, se asegura que todos los desperdicios recogidos se hayan catalogado y contabilizado antes de enviarlos a su destino, ya sea para reciclaje o disposición adecuada.

Su trabajo para concientizar a la gente es evidente también en otros eventos apoyando a organizaciones como Basura Cero Puerto Rico. Con ellos participa en los recogidos de basura y esfuerzos de reciclaje en actividades populares en la Isla, como las Fiestas de la Calle San Sebastián en el Viejo San Juan o dando talleres a niños sobre el medioambiente, entre otras iniciativas.

Es un esfuerzo en equipo que corre como máquina bien aceitada gracias a líderes voluntarios como Carlos, cuya pasión por la conservación de nuestra tierra y nuestras comunidades está enraizada en su consciencia plena. Para gente como él, la acción significativa está en enseñar con el ejemplo y ser el cambio que quiere ver en el mundo.

Un despertar colectivo es poderoso; la basura es producto de todos y los recursos los necesitamos todos. Es bueno saber que hay personas dando el todo por el todo para concientizar y corregir. Gente como Carlos que se levanta y actúa. Aunque a veces tenga que pausar para tomarse un respiro, no pierde de vista lo que considera vital.

Acompañémosle a soñar y a disfrutar la vida aportando hasta lograr este sueño de respirar aire más limpio, tomar agua más clara y devolverle al planeta con nuestros cuidados todo lo que nos da.

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